En los últimos años la alarmante cantidad de adolescentes y aún mujeres adultas exclavizadas por la Bulimia, nos ponen en alerta ante la enfermedad, algunos síntomas que parecieran ser otra cosa no deben pasarse en alto y tú misma debes estar alerta, éste es uno de esos transtornos alimenticios peligrosos que muchas veces queremos no saber de ellos, pero que debemos mantener la mirada vigilante, no sea que nuestras ansias de mantener el peso nos lleven por el camino triste de la Bulimia.
La presión social y la baja autoestima puede influir en una preocupación neurótica obsesiva con la figura y la negativa de subir de peso, ya verás a alguien ingiriendo alimentos de una forma desmesurada para luego sentirse deprimida y culpable al punto de automedicarse laxantes, inducirse vómitos. Lo peor sin duda es que quienes padecen de Bulimia en muchos casos no tiene problema alguno con su peso. Y aún así vigilemos esos síntomas:
Obsesión de no subir de peso ni comer, y cuando se come engullir más de lo que se necesita, comer aceleradamente, suplir las emociones con comida, descontrol sobre cuándo y cuánto debemos comer, un estado permanente de dietas que socava la seguridad y la salud. Administrarse medicamentos para expulsar alimentos y líquidos, diuréticos, laxantes y demás. Comer un día locamente hasta agotarse y matarse de hambre al siguiente, dañando con esto las funciones del organismo. Luego de comer y luego de vomitar, un estado depresivo por la culpabilidad. Ansiedad, exhaltación, mal humor, intranquilidad, insomnio y una necesidad descontrolada de agradar a todo mundo.
Algunos médicos han encontrado relación entre el abuso físico, sexual o psicológico y la Bulimia, pero muchos concuerdan en que la Bulimia es una enfermedad de nuestros días, aumentada por los exigentes estandares de belleza física que encadenan a muchas mujeres a una enfermedad que sin tratarse las puede llevar a la misma muerte.
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